Las principales y amplias vías de Manacor estaban al mediodía llenas de visitantes que no se quisieron perder la muestra.

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A.BASSA/J.M.SASTRE
Con los termómetros al máximo y con un recorrido inabarcable, Manacor vivió la catorceava edición de una Fira cuya denominación ya de por sí ámplia se quedó corta. A «Agrícola, Ramadera, Comercial, Insdustrial i Artesanal» se le podría añadir en lo sucesivo apelativos como lúdica, festiva e incluso deportiva. No en vano fue el colofón de las Fires i Festes y la previa a una semana que comienza plagada de actos que culminarán el próximo domingo con el desfile de las carrozas y comparsas.

El paseo del Ferrocarril fue tomado por camiones, tractores y maquinaria agrícola pesada que compartieron espacio con las múltiples muestras de animales que hicieron las delicias de los más pequeños de la ciudad. Cabras, ovejas, aves autóctonas o vacas entre otras. Pero como no podía ser de otra manera, el protagonismo fue para los caballos ya que, además de una exposición de ejemplares mallorquines y pura raza, se realizaron diversas carreras de trotones.

El largo recorrido continuaba por Na Camel·la y llegaba hasta el centro peatonal donde estaban ubicados los productos artesanales de diferente procedencia con predominio de la local.

Los visitantes a la muestra pudieron plantearse cambiar de coche y fue una excelente ocasión para tasar los modelos de las múltiples concesionarias que tomaron la avenida Baixa des Cós. Por si no fuera suficiente, la plaza Ramon Llull acogió una muestra de coches antiguos.

Paralelamente y completando todo el elenco de puntos de venta hubo concursos, demostraciones, degustaciones de productos autóctonos, atracciones, entre otras muchas ofertas para visitantes de todas las edades. Con todo la muestra fue un éxito ya que la visitaron unas 30.000 personas que, a pesar del soleado día, dejaron para más adelante la paellita y la playa.