El convento de las monjas de Caimari podría convertirse en una
residencia geriátrica y centro de salud si fructifican las
negociaciones iniciadas entre el Ajuntament de Selva y las hermanas
de la Misericordia para la cesión del edificio.
Actualmente queda una única monja en Caimari, sor Antonia
Estrany, y el reglamento de la congregación no permite comunidades
religiosas de menos de tres miembros, por lo que desde hace tiempo
sor Antonia pasa el tiempo desplazándose de Caimari al convento de
Selva donde duerme cada noche. Incluso fueron necesarias
negociaciones directas con el anterior obispo Teodor Úbeda para que
sor Antonia tuviera permiso para alternar su estancia en ambos
lugares.
Así, aunque sor Antonia visita a diario el convento de Caimari
oficialmente ya no reside allí, lo que abre la posibilidad de
negociar la cesión del inmueble. No sería la primera vez que las
monjas colaboran con una cesión para el pueblo. Durante años, el
convento ha estado funcionando como farmacia y sala de curas y la
guardería municipal ocupa precisamente parte del convento de las
monjas.
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