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Después de meses de sufrir una fuerte presión por parte del sector crítico del PSM y de la oposición del Ajuntament de Muro, el concejal Pau Mateu Vives dimitió en el pleno de ayer noche no sin antes defender durante una rueda de prensa su trabajo realizado desde el año 1999 en el Ajuntament. Aclaró que «a principios de legislatura divulgaron en el pueblo que me habían comprado; ellos (refiriéndose a la oposición) querían quitar del panorama político a un personaje (el alcalde Miquel Ramis) y yo he sido la víctima de todo».

Ayer fue la primera vez que Mateu habló en público de la crisis generada en su agrupación, contando con el apoyo del secretario general del PSM, Gabriel Vicens, y la representante de los nacionalistas en el Consell, Bàrbara Bujosa.

Durante la rueda de prensa, el PSM anunció también que ya dispone de un nuevo sustituto, el joven Ramon Quetglas, que ocupa el número cinco de la lista de los nacionalistas y ha sido elegido al ser una persona de consenso.

El secretario general del PSM, Gabriel Vicens, destacó de Mateu «la integridad admirable que ha tenido a lo largo de esta legislatura y de la coherencia con sus ideas». «Siempre hemos contado con su colaboración para todo», añadió. Pocas horas antes de presentar su dimisión, Mateu expuso durante una larga intervención todas las propuestas que su oposición «autónoma y constructiva ha conseguido para Muro a diferencia de la política de otros partidos como UM». Según Mateu, el resto de oposición ha ido a remolque de sus propuestas en cuestiones medioambientales como las canteras o las antenas de telefonía móvil.

Mateu, que fue alcalde durante unas semanas, expuso ayer los motivos de por qué no quiso formar un gobierno con PSOE y UM: «Pere Amengual, del PSOE, formó parte de CDM (partido conservador del alcalde Ramis) y UM de Muro es un partido con muchos escándalos y corrupto». «Se tiene que saber quienes son los personajes, en el año 1999, UM estaba salpicada de escándalos por los empadronamientos ilegales y Jaume Perelló firmaba permisos de obra que no se podían ejecutar porque eran ilegales y todo esto lo hacia para conseguir votos».