La clausura de estas vías ha obligado al Ajuntament de Calvià a redireccionar la circulación a través de algunas calles que no están en condiciones de soportar tal densidad de tráfico, y a redoblar la presencia de la Policía Local en la zona afectada.
También cabe apuntar que en aproximadamente la mitad de la playa de Son Maties sigue vigente la prohibición de bañarse. Una restricción que todo indica se prolongará hasta que la empresa municipal de saneamiento concluya la instalación de la nueva tubería del colector afectado por los desprendimientos de tierra provocados por la lluvia.
Las brigadas municipales están trabajando a contrarreloj para terminar la instalación de un canalón de 4,5 metros de diámetro. La razón a tales prisas debe buscarse en el hecho de que, de producirse nuevas precipitaciones y no estar instalada la tubería, los vertidos volverían a inundar la zona de baño.
Los comerciantes denunciaron que estos contratiempos les ocasionarán pérdidas que pueden oscilar entre los 3.000 y los 4.000 euros.
El caos circulatorio quedó patente por la noche sobre las 21 horas, en que la entrada a Magaluf estaba totalmente colapsada.
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