Los jinetes llevaron a cabo numerosos juegos con las lanzas.

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GUILLEM MAS
La localidad vivió el pasado sábado por la noche la ya tradicional Festa del Cavall que realiza la Agrupación Caballista de ses Salines con motivo de las fiestas patronales en honor a Sant Bartomeu, dejando claro y latente la tradición ecuestre del pueblo.

Las calles más céntricas de la villa fueron el escenario de un acto que quiere ser una réplica de los caragols de las fiestas de Sant Joan de Ciutadella de Menorca. Sobre las ocho de la tarde, los caixers, es decir, la mayoría de los jinetes. comenzaron l'arreplegada por cada domicilio de los caballistas que participan de la fiesta mientras el pueblo se prepara para su actuación festiva.

Las calles, llenas de arena y de gente, esperaban la llegada de los caixers que en grupos reducidos llegaban a la zona donde los jóvenes saliners y de la comarca esperaban para hacer saltar a los caballos en un ambiente de fiesta y de devoción por el mundo del caballo cuando éstos saltaban. Todo, bajo la música del Jaleo de las fiestas de Sant Joan de Ciutadella.

El ambiente festivo es muy parecido al menorquín, mas que nada por los caballos, la música y la pomada. Numerosos tenderetes vendían comida para llevar y pomada por doquier entre los jóvenes asistentes. Mientras, la gente mayor se aglutinaba en las escalinatas de la Iglesia de Sant Bartomeu, algunos por temor a los caballos y otros para poder divisar mejor el espectáculo. Entre los participantes en la comitiva de los caixers se encontraba el ex alcalde Sebastià Vidal, quien en esta edición ocupó un papel menos relevante al de los últimos años que cuando era alcalde, señal que los tiempos han cambiado.