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MARTA MEDRANO
La primera Fira d'Inca convirtió la calle Major en un jardín lleno de aromas y de colores vivos que hizo que este fuera el punto más transitado por los visitantes. A primera hora muchos se limitaban a mirar pero ya al mediodía y por la tarde la gente se animó y en algunos tenderetes incluso faltaba material. La muestra ofrecía de todo, desde camelias o petunias hasta auténticas rarezas de cactus y un gran surtido de plantas aromáticas. También tuvo éxito la exhibición de bonsais, situada en el Claustre de Sant Domingo.

El otro punto fuerte se situó en la Plaza Mallorca con la Fira del buen gusto, el producto balear, la agricultura ecológica y el buen vino. Toda una combinación que hizo que muy pocos abandonaran el recinto con las manos vacías.

Las quejas este año estuvieron el cuartel General Luque, muy poco transitado. Los feriantes que por primera vez se han trasladado allí y que antes estaban en la céntrica avenida de Reis Catòlics ya se quejaban ayer de la falta de ingresos. Algunos amenazaban incluso con no volver el año que viene.