23/10/06 0:00
MARTA MEDRANO
La primera Fira d'Inca convirtió la calle Major en un jardín lleno de aromas y de colores vivos que hizo que este fuera el punto más transitado por los visitantes. A primera hora muchos se limitaban a mirar pero ya al mediodía y por la tarde la gente se animó y en algunos tenderetes incluso faltaba material. La muestra ofrecía de todo, desde camelias o petunias hasta auténticas rarezas de cactus y un gran surtido de plantas aromáticas. También tuvo éxito la exhibición de bonsais, situada en el Claustre de Sant Domingo.
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