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J.M.SASTRE
Los operarios que trabajaban sobre la estructura de acero dirigiendo el tubo que vertía hormigón para rellenar el puente, eran conscientes ayer «de la suerte que hemos tenido. Aún tenemos el susto metido en el cuerpo». No era para menos. Eran unos cinco operarios cuando «el puente comenzó a crujir y al ver que se desplomaba comenzamos a correr, unos saltaron y otros llegaron a gatas hasta lugar seguro», explicaron. Un trabajador incluso se quedó colgado del tubo que vertía el hormigón ante el movimiento de la estructura y se dejó caer en la base lateral del puente.

«Por suerte hemos podido salir a tiempo porque la estructura ha cedido muy despacio», concluyeron. El hecho de que no se hubieran registrado daños físicos ni entre los trabajadores ni entre los vehículos que circulaban por la carretera, era algo que todos los presentes destacaron. De hecho, fue lo primero que quiso destacar el director insular de Carreteres, Gonzalo Aguiar: «No ha habido daño físicos y esto es lo que importa».

Aguiar apuntó que los gastos económicos derivados del desplome del puente «correrán a cargo de las empresas constructoras». En cuanto a si el incidente de ayer alterará los planes del Consell Insular que ha fijado para el próximo día 2 de diciembre la inauguración de todo el desdoblamiento hasta Manacor, el responsable de Carreteres fue tajante: «Mantenemos la fecha prevista porque lo del puente es una cosa puntual que no afecta al trazado general».