Los informes recuperados ayer en un contenedor de Andratx. Foto: MICHELS

TW
0

JAVIER JIMÉNEZ
Ojerosos, con algún kilo de menos y cariacontecidos llegaron ayer a los juzgados de Vía Alemania Eugenio Hidalgo, Jaume Gibert y Jaume Massot. Su declaración fue maratoniana y puso al límite la resistencia física de los tres, muy mermada después de 72 horas en los calabozos de la Guardia Civil. Hacía años, quizás desde la época del célebre juicio por el 'caso Túnel de Sóller', que no se registraba una expectación tan alocada. Hidalgo, altivo, respondió con un «inocente» a la pregunta de un periodista sobre cómo se declaraba. Gibert, que no estaba para muchos comentarios, y Massot guardaron silencio. Abrió el fuego el celador, que fue el primero en ser llamado a declarar. Tras horas sentado ante el juez, finalmente se decretó su ingreso en prisión. El lunes volverá al Juzgado, donde su abogado pedirá la libertad bajo fianza. Hidalgo fue el siguiente en entrar en el despacho del juez Latorre, a media tarde. Tras interminables horas de interrogatorio corrió la misma suerte que su empleado municipal. El último, aunque según los investigadores no el menos importante, fue Massot. El ex director general d'Ordenació del Territori fue el único que terminó en su domicilio la dura jornada al decretar el juez su libertad. Pero la vertiente judicial del 'caso Andratx' no fue ayer la única.

Por la mañana, la Guardia Civil confirmó lo que sospechaba desde el primer día, que hay un «topo». Y de nivel. En un contenedor de basura próximo al Ajuntament d'Andratx aparecieron cientos de informes y documentos que alguien trató de hacer desaparecer, sin suerte. Lo grave es que los tiraron a la basura entre el sábado y el domingo, antes de que el lunes estallara la 'operación Voramar'. Ahora se analizan las cintas de seguridad del castillo de Son Mas, para saber quién entró subrepticiamente. En cualquier caso, esa persona no sería el filtrador. Y luego habría otro implicado, el que recibió la noticia y supuestamente la comunicó al entorno de Hidalgo. Demasiada prisa por destruir informes.