Los agricultores se sienten indefensos ante los robos.

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MARTA MEDRANO Llegan en furgonetas y arramblan con todo lo que encuentran. A veces son melones, sandías, ajos, berenjenas o tomates y a menudo gasóleo, canalizaciones, persianas de contadores e incluso aspersores de riego. La oleada de robos que asola los campos de Mallorca, explican los payeses, ha ido a más este verano y de ahí que ahora algunos hayan decidido moverse y pedir ayuda al Delegado del Gobierno, Ramon Socías. Es el caso de Pere Antoni Vives, de Maria, que acudió personalmente a la reunión concertada por el presidente de Asaja, Gabriel Company, con Ramon Socías tras haber sufrido dos robos consecutivos en sus fincas. «A mí no me da miedo dar la cara, porque este problema está yendo a más y es cuestión de que denunciemos todos para que las autoridades nos apoyen», explica.

Este agricultor se ha quedado por primera vez en su vida sin tomates para consumo propio en plena temporada. «Han arrasado de tal manera que mi familia tiene que comprarlos en el supermercado», cuenta indignado. Como él, al menos otros seis payeses de Maria han sufrido el problema de la inseguridad en fora vila. Algunos, aunque no quieren dar la cara, aseguran que los ladrones les han robado gasoil de los tractores y máquinas que se utilizan para la cosecha.

La oleada de robos ha afectado incluso a algunos bares, como el de Can Tomeu, situado en la plaza de Maria y que ha sufrido varios robos en pocos meses. «He instalado candados por todo para impedir que vuelvan a entrar», explica el propietario, Miquel Font.

La zona de sa Pobla es otro de los puntos negros del campo en cuanto a robos. Algunos payeses cuentan que incluso les han robado persianas de contadores, tuberías que utilizaban para regar y aspersores. «Antes podías dejar una caja de patatas sin vigilancia toda una mañana; ahora no porque corres el peligro de que te la roben», explica Bartomeu Crespí, de sa Pobla, a quien le acaban de robar unas tuberías para regar. «Arrasan con todo lo que pillan y atacan a cualquier hora del día o de la noche, son como una plaga», asegura indignado.