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Una semana después de concluir las fiestas de la patrona, la comisión de fiestas se ha reunido con el alcalde para tratar de reconducir las celebraciones de cara al año que viene y evitar así, en la medida de lo posible, el botellón masivo en la zona. Se tomarán además las medidas oportunas para que no se repitan accidentes como el ocurrido en la batalla final del simulacro de este año, cuando se derrumbó parte de un muro del campo de fútbol de Can Escarrintxo hiriendo a dos personas.

«El principal planteamiento que se ha hecho es el de que haya una mayor seriedad. Intentaremos concienciar a la gente de lo que está bien y de lo que está mal y, desde luego, lo que está mal es venir a Pollença la madrugada del 1 al 2 de agosto a orinar por las esquinas», explicó el alcalde Joan Cerdà.

Cerdà expuso que entre las medidas que se estudian adoptar, está la de habilitar una zona específica para que se haga botellón y prohibir las barras en el exterior de los bares el día 1 de agosto. «Que la gente que quiera beber esté en el interior del local», dijo el alcalde, que puntualizó que «sólo estamos empezando a plantear los cambios». Cerdà explicó que «la policía multará a quien no cumpla las normas».

Se buscará además una mayor concienciación de los participantes en el simulacro de la batalla entre moros y cristianos que se celebra el 2 de agosto. «Es necesario hacer ver a los cargos que son los actores principales, pero que la fiesta no es suya y, por tanto, cuando sean elegidos tendrán que responsabilizarse y saber qué tienen que hacer determinadas cosas en determinados sitios y que hay otras cosas que no se deben hacer».