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No es una fiesta tradicional ni propia, sino una réplica binissalemera de la tomatina riojana pero desde su creación hace ahora ocho años, la Festa dels Trepitjadors de Binissalem se ha convertido en una cita ineludible en las tradicionales fiestas del Vermar. Cientos de jóvenes del pueblo batallan durante poco más de media ahora a uvazo limpio hasta acabar con miles de kilos de uva esparzidos por el descampado de turno, cada año uno diferente para evitar que algún avispado se adelante a la fiesta.

Cientos de binissalemers disfrutaron ayer en la tradicional batalla de racimos, una batalla creada por y para el disfrute de los jóvenes y que desde hace ocho años organiza la asociación Els Joves Des Trui. Ayer por primera vez se realizó en un recinto vallado y aunque fueron muchos los que criticaron los problemas de seguridad que podría generar la valla, lo cierto es que al final la batalla se saldó sin incidentes.

Mientras algunos miembros de Els Joves Des Trui, presumían de que se habían comprado 8.000 kilogramos de uva para la fiesta, otros hablaban de 4.000, la mitad que el año pasado y es que eran muchos los que comentaban el descenso en la cantidad de racimo en el campo de batalla.

No obstante, hubo racimo más que suficiente para que los competidores acabaran literalmente bañados en mosto y es que precisamente de eso se trata, de acabar la batalla lo más sucio posible. Así, aunque en la primera edición hace ahora ocho años era mucha la uva blanca en ediciones posteriores los organizadores se han ido declinando por la uva negra, mucho más escandalosa.

La mayoría de participantes de la batalla coincidía en señalar entre risas lo dulce del fruto que llevaban esparcido por todo su cuerpo y es que a nadie le amarga un dulce, más si sirve para desahogarse a uvazo limpio de los problemas con los que uno se encuentra a diario.