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MARTA MEDRANO La miel, el pan de higo, las hierbas, la mermelada las legumbres o incluso la sobrasada parecen más auténticas bajo el porche empedrado de las celdas del Santuari de Lluc que en los tenderetes de cualquier otra feria de otoño. Quizás por eso y porque la Fira de la Serra de Tramuntana tiene unas dimensiones reducidas que impiden las aglomeraciones propias de estas citas, esta feria se consolida año tras año sin perder su esencia.

Durante todo el fin de semana los tenderetes de la Fira no pararon de recibir visitas y los propios vendedores estaban ayer orgullosos de las ventas. La Fira de la Serra de Tramuntana, además de ofrecer comida de la tierra, es un punto de encuentro para los aficionados al excursionismo y a la naturaleza. Los ecologistas del GOB, los montañeros del GEM, la asociación del Voltor Negre, Amics de la Natura o Voluntaris sense Fronteras cuentan con tenderetes propios desde los que intentan captar simpatizantes y darse a conocer. El público es de lo más diverso y tanto los extranjeros excursionistas como mallorquines devotos de Lluc aprovechan el domingo para ver productos y comprar.