Un momento de la reunión de la consellera de Pesca con los pescadores en el puerto.

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LL. G. / M. J.

El Ministerio de Medio Ambiente aprobó ayer un desembolso complementario de 13 millones de euros para las obras de sa Costera que servirán -entre otras actuaciones- para sepultar la polémica línea de alta tensión entre el primer tendido del Ferrocarril de Sóller y el solar de Sa Filadora.

La aprobación de esa obra se ha tramitado por la vía de urgenica, por lo que ya está adjudicada. Fomento, empresa que realiza las obras de Sa Costera a través de Ibaen (Institut Balear de l'Aigua) se encargará de su realización. Esta decisión ministerial supone finalizar una larga lucha iniciada por un grupo de vecinos que se consideraban negativamente afectados por la proximidad de sus domicilios a la nueva línea de alta tensión, de 66000 voltios, solicitada por el Gass para cubrir las necesidades energéticas de Sóller, una vez puesto en marcha el trasvase de Sa Costera.

La noticia se comunicó ayer mismo al Ajuntament de Sóller y fue el concejal socialista Josep Lluis Colom quien lo dió a conocer a los medios de comunicación a la vez que manifestaba su satisfacción por esta aprobación por parte del Gobierno.

Precisamente, hace unas semanas la polémica se extendió entre los vecinos de sa Filadora al constatar que la compañía eléctrica instalaba en el solar municipal cercano a la urbanización unas torres para recibir los cables de 66.000 voltios por vía aérea.

Esta instalación ocasionó mucho malestar y despertó temores entre los vecions, a pesar de que la empresa sollerica de energía aseguró que la instalación sería «provisional», mientras no se produjera el sepultamiento. Los vecinos temían que fianlmente no se llevara a cabo aunque el Ministerio de Medio Ambiente ha cumplido con su compromiso y la línea será sepultada.

Energía para agua

La oposición a esta línea de alta tensión surgió a principios del año 2003 cuando se conoció que los requerimientos energéticos para impulsar el agua de sa Costera suponían un gran aumento del consumo de Sóller, que la compañía de electricidad El Gas no podía garantizar sin aumentar la potencia de la línea que llega desde Bunyola. Las necesidades de Sa Costera suponían en aquel momento multiplicar la potencia disponible en el Valle por lo cual El Gas había solicitado un aumento para pasar la línea existente de 15.000 voltios a 66.000 voltios.

El hecho causó alarma entre algunos vecinos de Sóller que se organizaron en una plataforma para pedir que se enterraran los cables que tenían que llegar a la subsestación que El Gas debía construir en sus instalaciones de la calle de sa Mar, en pleno casco urbano.