El anterior Govern abrió el centro social de Can Real en Petra el mes de abril de 2007 con dinero destinado a la dependencia. Así lo asegura la consellera d'Afers Socials del Govern balear, Josefina Santiago, que defiende que se hizo un uso irregular de esta partida. Ahora, el Govern anuncia que este edificio pasará a ser un centro pionero destinado a la prevención de la dependencia.
Las víctimas han sido las personas mayores de Petra que se han visto obligadas a devolver al Govern las llaves de este centro. La gente mayor no quiere entrar en peleas políticas ni se muestra a favor ni de unos u otros,pero se han sentido «engañados». «Han jugado con nosotros , han hecho mucha comedia y esto no se hace con los mayores». Este era ayer el sentido generalizado.
El presidente de la Asociación de la Tercera Edad Verge de Bonany, Gabriel Martorell, explicó que «nos sentimos engañados y el pueblo también». Así contó como se habían desarrollado los acontecimientos: «En Petra hay dos asociaciones y cada una tiene su sede. Antes de las elecciones, el Govern nos convocó a una reunión a la que asistió el alcalde de Petra. Nos invitaron a juntarnos, las dos asociaciones, y nos ofrecieron un local como sede social. El alcalde ofreció un solar, pero el Govern prefirió comprar una casa en el centro y hacer una reforma». Martorell añade que «entonces nos preguntaron cómo la queríamos y nosotros dijimos que lo que nos interesaba sobre todo era una sala grande y sin escalones, así como baños adaptados. Cuando visitamos las obras vimos que no era así como habíamos quedado al principio. Rosa Puig visitó las obras, le planteamos nuestra opinión y ella nos dijo que lo arreglarían».
El 11 de abril de 2007, Rosa Puig abría este centro y lo presentaba como el club social de la tercera edad. El centro abría sus puertas en un acto donde hubo las críticas del Ajuntament. El Govern compró este edificio por 415.000 euros y hizo una inversión de 900.000 euros.
El presidente de la asociación decía que «con el cambio de Govern vino a visitarnos un señor con un arquitecto y nos dijeron que esto no estaba hecho para la tercera edad. También nos dijeron que si queríamos pagar un alquiler de 3.000 euros mensuales sería nuestro. Después volvieron a finales de año y nos dijeron que debíamos devolver las llaves. Y finalmente, antesdeayer nos cuelgan un rótulo en la ventana anunciando un centro para el servicio de promoción de la autonomía y prevención de la dependencia. Nosotros, hasta ahora hemos utilizado el edificio y hemos hecho chocolatadas y buñoladas». Los mayores ya sentían el centro como su segunda casa y ahora tienen que renunciar a ella.
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