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GUILLEM MAS Preservar el fondo marino y combatir la pesca de arrastre ilegal. Estos son los dos principales objetivos de la Conselleria d'Agricultura i Pesca del Govern balear que desde hace unos días está hundiendo 500 arrecifes artificiales desde Cala Figuereta, en Santanyí, hasta Cala Bona, en la costa de Son Servera.

La consellera Mercè Amer se desplazó ayer hasta el puerto de Porto Cristo para observar in situ la colocación de estos módulos en el fondo del mar, a pocos metros de la costa, para evitar la pesca ilegal de arrastre y proteger el fondo de posidonia y el hábitat marino. A pocas millas de la bocana del puerto de Porto Cristo, el barco mercante Potosí, que tiene su puerto base en Puerto de Santa María de Cádiz, está colocando estos días estos arrecifes artificiales.

Según Amer, el proyecto «es una reivindicación histórica de los pescadores artesanos, que padecen las consecuencias del incumplimiento de la Ley por parte de algunas barques de bou», un extremo que fue confirmado por el patrón mayor de Porto Cristo, Josep Gayà.

Las primeras gestiones para desarrollar esta actuación se iniciaron en 2004, cuando un estudio del fondo marino detectó marcas de barcas de arrastre a menos de 50 metros de la costa. Su ejecución se encargó a Tragsa, una empresa pública dedicada a labores agrarias y medioambientales.