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Si hay algún motivo que puede provocar la movilización de los vecinos hasta el punto de salir a la calle, éste es la subida de los impuestos. Llucmajor es un buen ejemplo. De hecho, no se recuerda una manifestación de semejante envergadura en su historia reciente.

En concreto, ha sido la espectacular subida del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) la que ha provocado esta indignación. Este año, la contribución ha aumentado de forma escandalosa en Algaida, Felanitx y Llucmajor. En los tres el incremento ha sido desproporcionado, habiendo casos de subidas de un 300 por ciento. La indignación ha sido generalizada. ¿Pero por qué estas estrepitosas subidas? Por la revisión de los valores catastrales de las propiedades inmobiliarias -viviendas, locales o plazas de aparcamiento-. De forma simplificada, el valor catastral es el valor del suelo más el de la construcción y, normalmente, se acerca a la mitad del valor del mercado de la vivienda.

Éste es el punto de referencia sobre el que se calcula una serie de impuestos (sucesión o de patrimonio), pero fundamentalmente el Impuesto de Bienes Inmuebles. La revisión del catastro la llevan a cabo los equipos técnicos de la Dirección General del Catastro dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda, quienes realizan un estudio de mercado y a partir de aquí los técnicos con los datos catastrales realizan la actualización. El Centro (provincial) de Gestión Catastral suele montar oficinas en todas las poblaciones afectadas por su revisión. De estas oficinas se envían los documentos acreditativos de l aumento del valor catastral y a ellas deben dirigirse para formular las quejas.

Ha de quedar claro, que la revisión catastral se inicia siempre a petición de los ayuntamientos. De esta forma, cuanto más se demore en la solicitud, mayor será el incremento, aunque la subida se aplica de forma escalonada en diez años. Además, se espera de los ayuntamientos que rebajen el índice con el que se calcula el IBI y, de esta forma, no pagar mucho más el año de la revisión que el anterior. En Llucmajor, por ejemplo, además de la revisión de la base catastral, se ha subido el IBI un 50%, con lo que las subidas llegan, en algunos casos a ser del 130%. En sa Pobla en cambio, donde también se ha realizado la revisión, el incremento catastral es de un 19'7% y el IBI municipal, el IPC. De esta forma la subida es de un 22 por ciento. Hay diferencia. Aún así ambos tomarán medidas en próximos ejercicios para que la subida no sea tan traumática.

Del resto de subidas destaca la de Marratxí de un 48'5%, pero el Ajuntament lo justifica en que lleva 15 años sin subir, en todo caso destaca que valor catastral sobre el que se calcula el IBI es un 0'59%. En el lado opuesto está Sóller, donde los vecinos paga cada año el 0'95% del valor catastral de su vivienda. Este coeficiente es muy alto también en Alaró o Lloseta (0'85%).