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MARTA MEDRANO Las estrechas calles de Selva acogieron ayer una de las últimas ferias de la temporada. Sin aglomeraciones, con pequeños y caseros tenderetes en los que se vendían plantas, miel, hierbas y todo tipo de productos ecológicos, biológicos y medicinales, la fiesta empezó temprano.

A las 10.00 de la mañana irrumpieron en la plaza los carros cargados de murta recién cogida en la Comuna de Caimari. El homeópata Carles Amengual, acompañado por un grupo de expertos integrado por Antoni Torrens, Llorenç Massutí y el hornero Felip de Can Felip, introdujeron la murta en un alambique fabricado para la ocasión. La operación fue retransmitida al público por Amengual, que recordó que hubo en tiempo en que el aroma de murta mallorquín se exportaba incluso hasta Francia. «Esta tradición tiene más de 400 años», recalcó.

El ambiente se fue animando con la actuación de s'Estol de ses Herbes, un grupo de dimonis y otras figuras inspirado en las rondalles mallorquinas, y el concierto de la banda de música municipal.

Hasta las 12.30 no estuvo listo el aroma de murta. En total se destilaron 250 litros de este perfume natural que se embotellaron y posteriormente se vendieron entre los asistentes.