Los vecinos de la urbanizaciones piden al Ajuntament de Llucmajor mayor agilidad para ordenar el cierre de obras en los meses de verano. En el municipio rige una normativa, similar a la de otros ayuntamientos, que paraliza las obras en los meses de julio y agosto. Los residentes en zonas como Cala Blava denuncian que en muchas ocasiones, el cumplimiento de la norma depende más de la voluntad del constructor que de la capacidad del Ajuntament para paralizarlas.
El concejal de Urbanismo, Joan Jaume, afirma que el Ajuntament ha dado orden a la Policía Local de inspeccionar el municipio para detectar posibles infracciones a la ordenanza. Así, señala que en lo que va de verano se han producido infracciones en Puig d´en Ros, en s´Arenal y en el propio pueblo de Llucmajor, aunque por el momento no se ha firmado ningún decreto de cierre.
El edil admite problemas en años anteriores para hacer que paren algunas de las obras. Los vecinos reafirman este hecho y responsabilizan de ello a que la norma que fija el parón estival de las obras no dispone de una parte sancionadora propia. Así, se aplican las multas que contempla la normativa general de medio ambiente en el municipio. «El objetivo no es multar sino que las obras paren», asegura Jaume.
El procedimiento para iniciar un expediente se inicia, bien a través de una denuncia particular o bien por actuación de oficio de la Policía Local. La mayor parte de las acciones responden a las denuncias de los vecinos. A partir de ahí, el Ajuntament certifica que efectivamente se está incumpliendo la normativa y el alcalde firma un decreto de clausura de las obras.
Aquí es donde los vecinos reclaman mayor agilidad. En primer lugar, querrían que fuera la propia policía la que pudiera cerrar las obras y, en todo caso, piden más rapidez al trámite administrativo.
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