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R.P.F. La piscina cubierta de Santa Ponça, un equipamiento largamente deseado por el vecindario y cuya primera piedra colocó a bombo y platillo el alcalde Carlos Delgado cuando el año pasado buscaba la reelección, es desde hace meses una obra paralizada por motivos que, como es norma en el Consistorio calvianer, se escapan a la opinión pública.

Proyectada con un presupuesto de 1'7 millones de euros y un periodo de ejecución de doce meses, a contar desde la primavera electoral de 2007, la ejecución de la piscina no avanza al menos desde la paralización de obras que impone en los meses centrales del verano la normativa municipal de Calvià.

La polémica acompañó en su día a la decisión de la mayoría gobernante, que también lideraba Delgado, al trascender que el solar calificado para dotaciones sobre el que se decidía la compra para edificar la piscina de Santa Ponça había sido adquirido previamente por un empresario cuya amistad con el alcalde es manifiesta. De hecho se trata de una persona que trabajó con ahínco para la elección de Delgado en los comicios de 2003.