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Pese a la amenaza de fuertes lluvias Santa Maria lució anoche con su ya tradicional Festa del Vi Novell que anuncia como cada año la puesta a la venta del vino joven. Se trata de la institucionalización de una tradición arraigada en el pueblo que desde tiempos ancestrales cuelga a las puertas de sus cellers un brote de pino coincidiendo con la llegada de los nuevos vinos al mercado.

Como novedad, este año, el Ajuntament, organizador del evento, instaló una carpa de 10 metros cuadrados en la plaza del Ajuntament y el tiempo demostró que la previsión fue acertada. Seis bodegas (todas las del pueblo) participaban en la edición de este año. Uno por uno los representantes de las bodegas fueron entregando al regidor de Promoción Económica de Santa Maria, Antoni Oliver, una botella de vino de la nueva cosecha para recibir a cambio la tradicional rama de pino que desde hoy cuelga a las puertas de sus establecimientos. La rotura del grifo de sus botas de vino completa la simbología del momento.

La llegada en carro de los tradicionales brotes de pino hasta la plaza del Ajuntament de Santa María es uno de los más emocionantes de esta fiesta creada hace ahora seis años. El presentador de la edición de este año fue Llorenç Cloquer, popularmente conocido como Màgic Cloquell.

A diferencia de ediciones anteriores ayer no hubo quiniela para saber a qué celler correspondía cada bota, los asistentes sabían con certeza el vino que estaban consumiendo acompañado de una pequeña picada. Los organizadores prefirieron este año, otorgar un carácter aún más tradicional si cabe a la fiesta de modo que Rafel Estarellas y Bartomeu Grau amenizaron con sus glosas la velada.

Los cellers ofrecen hoy una jornada de puertas abiertas.