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La Colònia de Sant Jordi se convirtió ayer en el centro neurálgico de los productos de ocasión en la Isla, con motivo de la segunda edición de la Fira d'Oportunitats. Un evento comercial que contó con un importante respaldo popular y que llenó durante toda la jornada las dos carpas que alojaban los tenderetes.

Cerca de cuarenta comerciantes ofrecieron a precio de saldo sus productos, sobre todo, restos de stock y prendas, complementos y bisutería de temporadas pasadas. Las temperaturas veraniegas de ayer animaron a muchos visitantes a acudir a la feria y, aunque las rachas de viento se hicieron notar, las enormes carpas que albergaron la Fira sirvieron de refugio. Desde las nueve de la mañana, hora en que abrió la feria, pudieron encontrarse productos de todo tipo. Desde bolsos, bisutería y ropa, pasando por productos informáticos, juguetes, comidas preparadas u objetos artesanales como siurells. De esta forma la Fira ofreció ayer productos destinados a todo tipo de público y aptos para todos los bolsillos. En definitiva, la de ayer fue una muestra que, a base de saldos y descuentos, sorteó la crisis económica.