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M.SERRA Con la llegada del otoño y el frío, los amantes de las setas se preparan por poder probar uno de los ejemplares más apreciados gastronómicamente: los níscalos (esclata-sangs). Ayer muchos de ellos se dieron cita en Mancor de la Vall donde, por séptimo año consecutivo, se celebró la Fira de l'Esclata-sang i de la Muntanya. Este año el municipio ha vivido una auténtica fiebre por esta clase de seta, y el domingo, el día grande de la feria, se llegaron a registrar más de dos kilómetros de retenciones para poder llegar al pueblo.

En esta edición, los ejemplares mallorquines han sido muy difíciles de encontrar y no llegaron a representar el diez por ciento del total de setas a la venta. La causa de la escasez de níscalos autóctonos ha sido las pocas lluvias durante el mes de octubre que no han propiciado la humedad necesaria para su aparición.

Los pocos níscalos mallorquines que se podían encontrar en Mancor se comercializaban a 48 euros el kilo, nada a ver con los 15 euros que rondaban los ejemplares importados. Pese a que el mal tiempo amenazó con deslucir la séptima edición de la feria de Mancor en numerosos momentos, la lluvia no hizo acto de presencia hasta última hora.