Los beneficiarios de dicho programa, que este año se ha llevado a cabo de forma experimental, han sido veinte jóvenes en paro que habían dejado los estudios sin haberlos terminado y a quienes ahora, con un currículum pobre en cuanto a formación, encontrar un nuevo trabajo les era prácticamente imposible.
Parados
«Los participantes eran parados de larga duración, algunos con cargas familiares y económicas complicadas», explica Pericàs. «El programa ha terminado, pero muchos de los que han participado quieren continuar sus estudios», añade.
Por espacio de seis meses, los jóvenes han trabajado durante las mañanas en diferentes departamentos municipales -en la escoleta , como auxiliares de administración, de operarios de jardinería- y, por las tardes, han recuperado los estudios que antes habían abandonado.
Alejandra Guijosa, de 25 años, es una de las beneficiarias. «De joven ya quería estudiar para ser educadora infantil, pero acabé haciendo peluquería y trabajando de camarera. Estos últimos seis meses he trabajado en la escoleta municipal Toninaina y, por las tardes, estudiaba para hacer la prueba de acceso al ciclo formativo de grado superior en Educación Infantil. Pero hace poco he cambiado de idea y quizás haré el magisterio», explica.
Madre soltera
Otra participante es María Àngeles Daza, también de 25 años y con un hijo de 3. «Dejé los estudios a los 16 años y estaba en paro. Una orientadora del SOIB me informó de la existencia del programa, me apunté y me cogieron. He trabajado como auxiliar de administración. También he estudiado, pero suspendí tres asignaturas que tengo previsto recuperar en septiembre. Es posible que estudie de auxiliar administrativa o de quiromasagista, aun no lo he decidido», relata. «Estoy encantada del programa, me he llevado la mar de bien con mis compañeros y, además, he conocido un joven con el que ahora salgo», remata.
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