Moros y cristianos en Pollença. | M. À. Cañellas

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'Mare de Déu dels Àngels, Assistiu-nos! Pollencins, alçau-vos! Els pirates són aquí!'. Corre el año 1550. Una flota de 1.500 corsarios dirigidos por el temido Dragut desembarca en Pollença y avanza sigilosamente por las calles del pueblo hasta que un joven les descubre.


Es el héroe cristiano Joan Mas que ataviado con ropas de dormir salta por la ventana e invoca a la Mare de Déu dels Àngels, patrona de Pollença, alertando a sus convecinos para que se inicien en la lucha. Los cristianos, vestidos con ropa de dormir y armados con remos y palos, acaban expulsando al ejército sarraceno provisto de afiladas espadas y enormes escudos.


Miles de personas asistieron ayer tarde en Pollença al simulacro de la batalla entre los moros y cristianos que se representa cada año con motivo de las fiestas de la patrona. Revive el combate librado en Pollença el 31 de mayo de 1550. 461 años después, los cristianos siguen venciendo a pesar de que las tropas sarracenas ganan fieles año a año y superan en número a la marea blanca.


En esta edición el joven Pep Cerdà encarnó a Joan Mas y José L. Pons hizo lo propio con el corsario Dragut, ambos fueron elegidos por votación el pasado 15 de julio. El primer enfrentamiento entre ambos bandos tiene lugar en la Font del Gall (Plaça de l'Almoina) a las siete en punto de la tarde. Al llegar a la calle del Econom Cifre, l'Ajuntament Vella se incorpora a la contienda. Y a partir de ese punto (que rememora la feroz batalla que sirvió para liberar a las mujeres y niños que habían sido hechos prisioneros) se suceden una decena de batallas en diferentes lugares del pueblo.


Poco a poco los cristianos van ganando terreno empujando a los sarracenos hacia las afueras hasta que se sucede la contienda final, en el campo de fútbol de Can Escarrintxo donde el joven héroe cristiano consigue arrebatar la bandera corsaria que porta seguido por su ejército hasta el templo parroquial donde entonan el Tédeum de mossèn Miquel Tortell en honor a la Patrona.


Los pollencins viven con devoción no solo el simulacro sino todos los preparativos previos. Las elecciones de los cargos del simulacro el 15 de julio inician una cuenta atrás que ya en la madrugada del lunes al martes durante la Alborada no tiene interrupción posible. Tras varias horas de juerga los pollencins acuden al oficio mayor para ver el baile de los cossiers en honor a la patrona. Aún queda tiempo para vestirse de moro o cristiano antes de entrar en batalla.