El joven bunyolí Martí Dols, de 38 años, es ahora el empresario que se hace cargo de la explotación privada de esta instalación de la Ruta de Pedra en Sec aunque advierte que «este hecho no tiene ninguna repercusión ni en las características ni en la calidad del servicio que prestamos a los usuarios, que siguen marcadas por las directrices del Consell y por tanto con plena garantía de servicio público».
Dols explica que «mi anterior trabajo estaba en peligro y al abrir el Consell la posibilidad de optar a esta concesión lo contemplé como una oportunidad, no para hacer negocio sino como un trabajo más».
Así, bajo esta novedosa fórmula –que el Consell también se ha aplicado al refugio del Pont Romà de Pollença, aunque éste todavía no se ha abierto pendiente de obras– Dols asume desde hace una semana «todos los gastos de mantenimiento, consumo y personal del refugio» obteniendo a cambio los beneficios de los servicios que proporciona, «exactamente los mismos que cualquier otro de la red del Consell», por lo que admite que «hay poco margen de negocio».
Esto es así hasta el punto que Can Boi debe ofrecer exactamente los mismos menús y precios que el resto de centros, «aunque por supuesto he cambiado la cocinera que es una persona contramatada por mi». A parte de ella, una recepcionista, también de la misma empresa y él mismo, asumen todas las tareas para mantener las instalaciones y atender a las 32 personas que se pueden alojar diariamente. Can Boi cuenta con cuatro dormitorios colectivos para 4, 6 y 18 personas. Por supuesto «se permite el picnic, como siempre» aunque Dols, ilusionado con su nuevo trabajo invita a probar la «cocina mallorquina» que se ofrece mañana, mediodía y noche por entre 4,5 euros (desayuno) y 10,5 euros (almuerzo). La pernocta cuesta 11 euros por persona. Todo exactamente igual que en los otros refugios del Consell.
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Hi ha bars privats, com ara dins les estacions d'esquí, on es sol permetre el dinar "de talega". Es curiós que aquesta pràctica sigui possible a la neu i no tant a la platja.