Algunas de las piezas conservadas. En primer plano capas pluviales y, colgadas, dalmáticas. | Lluc Garcia

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La iglesia parroquial de Sant Bartomeu, como la mayoría de templos católicos importantes de Mallorca, conserva entre su patrimonio una gran cantidad de vestuario litúrgico y piezas auxiliares de la indumentaria que durante siglos han utilizado los sacerdotes para las celebraciones. Esta riqueza en el vestir de los curas –tanto en las misas como en otros tipos de ceremonias– se simplificó mucho a partir del Concilio Vaticano II. En muchas ocasiones, la riqueza de las vestimentas y los adornos era tan ostentosa que la iglesia fue arrinconando poco a poco buena parte de este material a medida que iba empleando ropas cada vez más sencillas.

Ahora, los responsables parroquiales han iniciado un meticuloso inventario para conocer exactamente la composición de este legado cultural, ya que se trata de un material muy valioso que forma parte del patrimonio de la iglesia y debe conservarse.
En el caso de Sóller, se ha conservado durante siglos años toda esta indumentaria y complementos en relativas buenas condiciones pero, sin duda, no han sido siempre las adecuadas. Hay casullas, estolas, manípulos, birretes, capas pluviales, dalmáticas y un largo etcétera de piezas que los curas vestían, cada una según las exigencias de la liturgia al uso. En muchos casos, estas piezas están confeccionadas con sedas y otras telas delicadas y bordadas con hilos de oro y plata.

Desde hace unos meses, varios voluntarios, expertos en indumentaria antigua y especialistas en conservación del patrimonio, coordinados por la técnica Maria Carbonell, trabajan para limpiar a fondo, ordenar, inventariar y guardar en condiciones adecuadas y de máxima seguridad este material. De momento, no intervienen en los tejidos sino que van dejando para una segunda fase posibles tareas de restauración del vestuario más antiguo y delicado, que en algún caso, según ya han detectado, se remonta a antes del siglo XVIII.