Uno de los puestos de la feria. | Antoni Pol

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Las mil y una posibilidades de la miel se dieron cita en Llubí en la décimo quinta edición de la Fira de la Mel, un evento que los llubiners aprovechan para enseñar también su potencial gastronómico (son especialistas en alcaparras y en licores tradicionales) a los visitantes del resto de la isla.


Además de puestos de venta de mieles y sus derivados (hidromel, alguna crema dermoestética...), la feria también acogió varias paradetes de productos específicos para la apicultura. Un mono con careta valía 45 euros, por ejemplo, y un recolector de polen de madera costaba unos 20.


La novedad de este año fue el mulsum, una mezcla de vino y miel que en la Roma imperial se daba a los legionarios antes de ir a la guerra. Se deben destacar también la amplia exposición de herramientas agrícolas mallorquinas, la acertada reconstrucción de una era o las exposiciones de animales situadas en las calles próximas a la plaza.