Momento del tenso pleno celebrado este miércoles en Búger. | Elena Ballestero

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El pacto de izquierdas acordado «in extremis» por Més y PSOE en Búger en junio de 2015 ya es historia. La exalcaldesa Liniu Siquier y sus dos regidores de Més votaron este miércoles en contra de los presupuestos municipales, a pesar de las advertencias previas de sus socios de gobierno del PSOE que les insinuaban que su falta de apoyo podría costarles la expulsión del gobierno. El PSOE acabó aprobando las cuentas del Ajuntament con los votos del PP (en la oposición).

Rafel Capó, que se convirtió en diciembre en el primer alcalde socialista en la historia de Búger, tendrá que decidir ahora si expulsa a los econacionalistas, asumiendo el gobierno en minoría con la única ayuda de su teniente de alcalde Pere Torrens.

Si expulsa a sus socios el PSOE se verá abocado a gobernar en minoría con solo dos regidores frente a los siete que sumarían Més y el PP en la oposición ya que el ‘popular’ Bartomeu Alemany quiso dejar ayer claro que su apoyo era «puntual». La situación recuerda demasiado a la vivida en 2008 cuando el entonces alcalde Pere Perelló (PSM) presentó su renuncia al cargo tras la ruptura del pacto de gobierno con UM ante las dificultades para gobernar en minoría con solo tres regidores. Perelló acabó dimitiendo y el ‘popular’ Bartomeu Alemany fue investido entonces como alcalde con los únicos votos de su grupo que (como ahora) había sido el más votado en los últimos comicios municipales.

Este miércoles Bartomeu Alemany y su equipo, visiblemente sorprendidos ante el cruce de insultos entre los dos socios de gobierno, pidió un receso de unos minutos y a pesar de haber anunciado inicialmente la abstención de su grupo acabó votando con el PSOE a favor de las cuentas municipales «por coherencia». El alcalde Rafel Capó reaccionó agradeciendo públicamente su apoyo a los ‘populares’. «Os doy la enhorabuena», dijo.

«Cínica», «inútiles»... el cruce de acusaciones entre Liniu Siquier (Més), el número dos del PSOE, Pere Torrens (antaño compañeros de filas en el PSM) y el alcalde Rafel Capó, alcanzó este miércoles tintes insostenibles. La reconciliación parece imposible.