La fábrica de tapices de Pollença es una de las pocas muestras del patrimonio industrial protegido en las Illes y, no obstante, desde su cierre, en el año 1975, entró en una progresiva espiral de degradación. | Elena Ballestero
Pollença13/09/18 4:01
Rafael Morató, copropietario de la antigua fábrica de tapices de Pollença que llegó a vender sus productos a la Casa Blanca, ha presentado un escrito en el Ajuntament en el que solicita que se apruebe una modificación puntual de la normativa urbanística que permita un uso sociocultural, comercial y hotelero en el inmueble, un bien catalogado que lleva años metido en una espiral imparable de degradación.
1 comentario
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Esto es igual que la degradación política que tenemos durante cuarenta años, algo que sigue y sigue, pero sino hay dinero nada se mueve, sino hay corrupción esto no es negocio.