El alcalde Andreu Isern, ante la unidad de salud cerrada. | Elena Ballestero

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«Estoy muy cabreado, la Conselleria de Salut nos cerró la Unidad Básica de Salut el 14 de marzo y no hace más que darnos largas, mientras yo recibo las presiones de vecinos, algunos de los cuáles tienen que desplazarse a diario a Binissalem porque son enfermos crónicos y no tienen vehículo». Así de indignado se mostraba ayer el alcalde de Consell, Andreu Isern (PSOE), que «negocia» desde hace semanas sin éxito el regreso de la asistencia médica presencial a su municipio.

Salut promete que, a partir de la semana próxima, recuperará de forma progresiva «el servicio de admisión y enfermería programada no COVID» en las Unidades Básicas de Salud que a día de hoy están cerradas pero la promesa no convence al alcalde de Consell.

«Nos dan largas desde hace semanas y no entiendo que en otros municipios con menos habitantes como Mancor la Unidad Básica de Salud esté abierta y nosotros nos tengamos que desplazar necesariamente a Binissalem», dice Isern. Fuentes de Salut explican que las Unidades Básicas de Salud que se han cerrado estos meses es «bien porque no reúnen los requisitos para tener un doble circuito que separe a los enfermos respiratorios del resto o bien porque el médico titular sea una persona de riesgo por su edad o porque padezca una patología previa».

Las mismas fuentes indican que en las próximas semanas está previsto revaluar todo el personal del que se dispone con la intención de volver a ofrecer atención médica «tan pronto como sea posible».

«¿Qué culpa tengo yo de que nuestro médico sea mayor o personal de riesgo? Lo que tienen que hacer es sustituirlo y no dejarnos sin servicio», dice el alcalde de Consell.

Ya hace días que la portavoz del PI, Xisca Campins, había denunciado que la Unidad Básica está cerrada y sin previsión de cuando volverán abrir. «Pedimos una solución intermedia, como que atiendan al menos una vez por semana o sólo a pacientes ‘no COVID», dice.