El acto simbólico de este viernes reunió a cargos y exlíderes de Més, PSM y Entesa en los terrenos ya protegidos de Son Bosc.

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La reciente aprobación del Pla d'Ordenació dels Recursos Naturals de s'Albufera –que amplía el parque natural en 390 hectáreas y suma 754 hectáreas de franja periférica de protección– simboliza el fin de la batalla ecologista iniciada por el GOB y el PSM en 2008 contra la construcción de un campo de golf de 18 hoyos en Son Bosc.

Més per Mallorca celebró este viernes simbólicamente (reuniendo a sus líderes históricos en la zona) la inclusión de Son Bosc en el Parc Natural y su zona periférica. Reivindica así dos décadas de resistencia política, ecológica y social que llegaron incluso a provocar la ruptura del pacto de gobierno en el Ajuntament de Muro que concedió la licencia en 2008 con los votos de UM, Convergència democràtica Murera y el PP (los dos últimos en la oposición).

El entonces alcalde Jaume Perelló (UM), cesó a sus socios del PSOE y de Entesa que iniciaron junto al GOB una batalla legal que concluyó nueve años después con la anulación de las licencias.

La denuncia del PSOE fue inadmitida a trámite, pero el GOB y el PSM nunca perdieron la esperanza.

La clasificación de parte de Son Bosc como Zona de Especial Protección para las Aves fue la primera baza ambiental contra la promotora porque recortaba sus expectativas (en cuanto a extensión) restando viabilidad económica al proyecto.

Al acto simbólico en Son Bosc acudieron ayer cargos y exlíderes históricos de PSM y Més, entre ellos el conseller Miquel Mir y los exconsellers Vicenç Vidal y Gabriel Vicens.

«La protección definitiva de Son Bosc es un símbolo de la lucha social contra la especulación y una victoria del ecologismo», dicen los ecosoberanistas. La victoria es agridulce porque al Ajuntament de Muro le ha costado más de 300.000 euros en indemnizaciones y gastos judiciales.