Dos ganaderos conducen dos hembras de ‘porc negre’ a los corrales del Dijous Bo. | Lola Olmo

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Las consecuencias de la sequía registrada la pasada primavera en la cosecha de cereales y forrajes, que fue muy escasa, han llegado ahora a la ganadería, y especialmente a la crianza de cerdos de engorde. Se trata de los ejemplares reservados para las tradicionales matances y la elaboración de sobrasada y otros embutidos tradicionales de Mallorca. La Associació de Porc Negre Mallorquí Selecte ya adelantaba, durante su amplia representación en la feria del Dijous Bo de Inca, su preocupación por la escasez de comida disponible para estos animales, que se crían de manera extensiva en las fincas.

La sequía registrada la pasada primavera provocó que la cosecha de cereales y leguminosas, entre otros tipos de cultivos destinados a la alimentación animal,    fuera muy escasa. Por ello, ahora muchos tienen que recurrir a la compra de alimentos fuera de Mallorca para cebar a los cerdos de engorde, los que se reservan para las matances.    «En la lonja de Barcelona ya han subido 3 euros por saco y hay que añadir el coste del transporte para traerlos hasta Mallorca, pues aquí nadie tiene suficiente cosecha para sus propia cabaña como para vender el excedente», comenta un joven criador.

Este problema afecta al cerdo de engorde, que debe tener un peso óptimo para la temporada de matances, que es inminente. Los reproductores también acusan la escasez de comida silvestre, pero no tienen la presión de las fechas.