El corte dibuja el trazado urbanístico de la ciudad romana y, cuando la brigada de Patrimoni mantiene a raya la vegetación, se ven claramente los restos de una habitación con su pavimento y varias habitaciones típicas de los hogares de la época. Son muchos los alcudiencs que aún recuerdan el proceso de expropiación de los terrenos y las imágenes de las máquinas excavadores entrando con sus palas en la ciudad romana para abrir la trinchera y llevar el tren hasta allí. Paradójicamente, Pol·lèntia es el mayor yacimiento romano de Mallorca porque la Alcúdia moderna se construyó fuera de la ciudad fundadora. En cambio en Palma apenas se conservan algunos restos del campamento previo a la construcción de la ciudad romana (en Son Espases) porque la ciudad moderna arrasó con sus restos.
La intención del Govern balear de diseñar de nuevo un trazado que prolongue la línea del tren desde sa Pobla hasta Alcúdia ha vuelto a despertar el interés por aquél ‘mordisco' en el yacimiento. Alcúdia se opone a que el tren llegue hasta su municipio y pide al Govern balear que proyecte en su lugar una línea de buses lanzadera que cubra el trayecto. Desde que se produjera aquél atentado arquitectónico en los años treinta se ha avanzado mucho en la concienciación patrimonial. En Pol·lèntia, a salvo de nuevas trincheras, planea el proyecto de transformar en un futuro la trinchera del tren en un jardín romano que a través de un paso superior esquive la carretera del cementerio y dé la bienvenida a los visitantes cuando de aquí a unos años se construya el nuevo centro de arqueología romana y tardoantigua en la finca de sa Tanca de Can Domènech que el Consell compró hace ahora un año.
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