Si acaso, el cambio más significativo afecta a la manera de introducir la carga, que ahora es más incómoda con una boca más estrecha, lo cual es importante si queremos transportar elementos de mayor formato.
La unidad que hemos probado contaba con el cambio automático, que fue sin duda uno de los grandes aciertos de la primera versión, ya que era un vehículo muy fácil de aparcar, con un consumo reducido y de muy sencillo manejo. La maniobra de quitar o poner la capota se realiza mediante un botón con dos toques diferentes para que pliegue del todo o hasta la mitad.
MOTOR
La oferta mecánica arranca del Smart con este motor atmosférico de 999 cc con 71 CV y 91 Nm de par a 2.850 rpm. El motor de 71 CV cuenta con unas prestaciones suficientes para llevar una conducción más o menos alegre sin problema. La transmisión automática de doble embrague ‘Twinamic' de seis velocidades permite que se pueda llevar de forma manual con un simple toque de la palanca hacia delante o hacia atrás, con lo que se apuran más las marchas.
La aceleración, sin ser excesiva, sí que es suficiente para poder hacer adelantamientos sin dificultades. El hecho de tener cambio automático no ha mermado en absoluto sus prestaciones, lo que le permite llevar una conducción alegre sin perder aceleración.
A este dinamismo le ayuda un poco la posibilidad de cambiar la configuración del motor gracias a un botón que permite llevar una conducción un poco más deportiva con cambios de marcha a más revoluciones.
Arracando, este motor se muestra más perezoso, ya que tarda unos 14 segundos para pasar de 0 a 100 Km/h, que no es una cifra demasiado buena. En la recuperación, por su parte, el cambio se muestra bastante resolutivo, ya que reacciona con rapidez.
Curiosamente, con el cambio Twinamic el consumo es el mismo que el del cambio manual, que ya de por sí es muy bajo (4'1 litros), y aunque durante nuestro recorrido mixto ha subido hasta los 4'8 litros, ésta es una cifra que está muy bien.
RUIDO
Uno de los únicos ‘peros' que se les pueden poner a este propulsor es que hace más ruido del que debería, sin llegar a ser molesto. El comportamiento del Fortwo en carretera es uno de sus grandes alicientes, ya que con su reducida longitud parece que tendría que ser mucho menos estable de lo que es. El viento lo nota un poco, pero sin tener que modificar la dirección en exceso. El interior cuenta con el estilo personal proporcionado por la marca alemana que le da esos toques de modernidad y distinción interesantes.
La pantalla del marcador es de color, lo cual se agradece. En ésta aparecen toda una serie de elementos que hacen que conducir de forma eficiente se haga mucho más fácil que en la mayoría de vehículos que se encuentran en el mercado. Las calidades son bastante buenas, con plásticos duros, aunque abusa un poco de las telas, que en los modelos precedentes han dado buen resultado en cuanto a durabilidad.
Respecto al equipamiento, el vehículo se puede completar con multitud de elementos hasta el punto de poder llegar casi a duplicar el precio. Éste contaba con extras como el cuentarrevoluciones o el reloj.
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