Para poder participar en este tipo de competiciones ha adaptado un Seat Marbella de 1991, que compró en 2014 en Formentera, y que tras un año y más de 300 horas de trabajo lo ha convertido en un vehículo ideal para correr por los desiertos. De hecho, hace unas semana regresaba de Marruecos, donde ha participado junto a su mujer, que también disfruta con esto del motor, en el Panda Raid, un rally amateur de larga distancia y resistencia que se celebra anualmente en marzo, donde más de un centenar de equipos se lanzan a la aventura en un viejo Panda (o Marbella).
MARRUECOS
La competición se desarrolla en Marruecos a través de un recorrido de siete etapas, que en algunos casos ponen a prueba las capacidades físicas y mentales de los equipos, valores supremos de un esfuerzo mecánico y de camaradas que pretenden dejar atrás, al menos por unos días, el bullicio de la civilización y la dependencia de la tecnología. Lo importante no es el tiempo ni la velocidad; superar el Panda Raid implica ante todo llegar a la línea de meta. Pedro, que vive intensamente el mundo del motor, es un apasionado de los Panda, ya que debutó con uno de ellos en el campeonato de regional de rallies, de ahí que ahora se dedique a coleccionarlos y a restaurarlos y prepararlos para el alquiler a todo aquel que quiere vivir una aventura. Tiene en la actualidad 16, de los que catorce están plenamente operativos. Su pasión por los clásicos es tanta que personalmente los restaura, ya que se atreve con todo, desde su mecánica, electricidad, chapa y pintura.
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