23/08/99 0:00
REUTERS-NUEVA YORK
En teoría, la habilidad de la Internet para sobrepasar las
fronteras y entretejer las culturas del mundo haría de la Tierra un
sitio más pequeño. En realidad, los países del Tercer Mundo, que
enfrentan pobreza, analfabetismo, la interferencia de la política y
falta de líneas telefónicas, están teniendo que mostrar una
destreza extraordinaria para encontrar un lugar en la Internet. La
dura y quizá poco sorpresiva verdad es que, pese a algunas
correrías de los países pobres, los expertos dicen que la brecha
entre los que están conectados y los que están fuera se amplía tan
rápidamente como la brecha entre ricos y pobres. Con sólo el dos
por ciento de la población mundial conectada a la Internet, de
acuerdo con las Naciones Unidas, la red mundial de computadoras en
1999 es todavía un hilo que une a las clases más privilegiadas. En
la euforia del mundo cibernético, los esfuerzos de los países del
Tercer Mundo pasan casi desapercibidos. La mayoría de los analistas
que cubre Estados Unidos, no incluye en sus análisis sitios como
Goma, la ciudad de la República Democrática del Congo que depende
de Uganda para acceder a la Internet. Tampoco siguen lo que ocurre
en Haití, la nación más pobre de América, un país que tiene menos
de una línea telefónica por cada 100 habitantes. La electricidad
sólo está disponible en las áreas urbanas e incluso ahí sólo por
dos horas al día. Sin embargo, el primer site escrito enteramente
en creole salió a la luz este mes, .
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