La tranquilidad de que tanto gustan los duques de Palma de Mallorca
comenzó ayer a volver a su vida diaria tras el nacimiento del
pequeño Juan, su primogénito. La Reina, que se mantuvo junto a su
segunda hija desde poco después de que ingresara en la clínica para
dar a luz, tuvo que marcharse a Madrid para cumplir con sus
compromisos oficiales.
La marcha de doña Sofía se vio posibilitada también por la
excelente recuperación del parto que está teniendo su hija, y la
buena salud con que ha nacido su segundo nieto. La reina Sofía
viajó junto a la infanta Elena, que también acompañó durate la
noche a su hermana en el centro Médico Teknon.
Después del ajetreo que se vivió el miércoles, ayer volvió la
calma, solo alterada, en la práctica, por la marcha de la Reina y
doña Elena, la visita que efectuó por la tarde la esposa del
presidente del Gobierno, Ana Botella, y la salida del duque de
Palma.
Doña Sofía, en sus primeras declaraciones tras el nacimiento del
pequeño, informó del buen estado de salud de la nueva madre y su
bebé. La Reina aseguró que los miembros de la Familia Real están
«muy felices» por el nacimiento.
Ana Botella, después de visitar a la infanta durante media hora,
para lo que se desplazó expresamente desde Madrid, mostró su
alegría «porque lo importante es que ha nacido un niño, y, además,
pertenece a la Familia Real».
Testigos independientes coinciden en que el pequeño es hermoso y
rubio, y en que se parece a sus padres, pero especifican que el
parecido de cara con el padre está en los ojos, y con doña Cristina
«de nariz para abajo».
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