La Reina y don Felipe, junto a los galardonados con el Príncipe de Asturias.

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OTR - OVIEDO Don Felipe de Borbón presidió ayer la entrega de los galardones que la Fundación Príncipe de Asturias concedió en una ceremonia celebrada en el Teatro Campoamor de Oviedo. Estos premios, que están dotados con 5 millones de pesetas cada uno, fueron otorgados en un acto en el que el heredero de la Corona apeló a la igualdad de derechos, y más concretamente a la igualdad de la mujer. Por parte de la Familia Real asistió la reina doña Sofía como viene siendo habitual.

Además de los astronautas Pedro Duque, John Glen, Valery Polyakov y Chiaki Mukai, sobre el escenario del Campoamor se encontraban el resto de los galardonados: el historiador Raymond Carr (Ciencias Sociales); el presidente del Instituto Caro y Cuervo, Ignacio Chaves (Comunicación y Humanidades); Santiago Calatrava (Artes); Ricardo Miledi y Enrique Moreno (Investigación); José Sánchez Faba, presidente de Cáritas Española, (Concordia) y Steffi Graff (Deportes).

Don Felipe, que entró en el teatro ovetense aclamado por el numeroso público que se concentró expectante en la zona, anheló entrar en el nuevo siglo con una España construida «por primera vez en nuestra historia y, ya para siempre, con el esfuerzo, la creatividad y el talento unidos de las españolas y los españoles».

Asimismo, el príncipe Felipe reconoció que «en la apoteosis de las comunicaciones planetarias es aún necesario fortalecer la idea de que existe una sola humanidad, muchas identidades y que todos en la Tierra debemos ser iguales en dignidad, derechos y deberes». Ese deseo lo concretó en la necesidad de que la mujer logre esa igualdad en un momento en que «su dignidad y el respeto a su integridad siguen siendo vulnerados». También lamentó que la mujer haya vivido a lo largo de la historia «en un estado de permanente minoría de edad, marcada por la discriminación y el sometimiento. Privada de los derechos fundamentales, sin poder participar en la vida política, económica y cultural, salvo en contadas y espléndidas excepciones». En este sentido, insistió en la «necesidad de conseguir un mundo más justo y humanitario en los umbrales del siglo XXI».