La consellera de Sanitat del Govern, Aina Salom, acudió a la sectorial de Sanidad.

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El cáncer y las enfermedades cardiovasculares son las principales causas de muerte en España, responsables del 60% de los fallecimientos, según el primer Informe sobre la Salud de los Españoles, presentado ayer en el pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.

En la reunión del Consejo Interterritorial, a la que asisten los consejeros de sanidad de todas las CC AA, el ministro de Sanidad, José Manuel Romay, solicitó a las comunidades autónomas con competencias transferidas un informe sobre la actuaciones que están llevando a cabo para adaptar las tecnologías de sus servicios de salud al efecto 2000. En lo que se refiere al Insalud, el titular de Sanidad aseguró que se está ejecutando el Plan Estratégico para el efecto 2000 en los plazos previstos. En este sentido, explicó que ayer concluía el plazo para que los distintos centros sanitarios designarán el personal que permanecerá la noche de Fin de Año, tanto de guardia presencial como de guardia localizada, con el fin de solucionar cualquier problema que pueda surgir como consecuencia del efecto 2000.

El director general de Salud Pública, Juan José Polledo, señaló que este primer informe sobre la salud pretende ser «un relato pormenorizado sobre las causas por las que enferman y mueren los españoles». Según el informe, la población española continúa creciendo, aunque a un ritmo cada vez menor y se estima que llegará a los cuarenta millones de personas en el año 2002.

El tabaco es la principal causa de mortalidad prematura en España y la tasa de prevalencia es del 36%, un hábito que crece en las mujeres y disminuye entre los hombres y que se calcula ha ocasionado más de 600.000 muertes en el periodo 1978-1992. El cáncer de pulmón en los varones y el de mama en las mujeres, que presenta un incremento en España seguidos del cáncer colo-rectal constituyen las principales causas de la mortalidad por tumores malignos. En cuanto a la siniestralidad laboral, España tiene una de las tasas más elevadas de la Unión Europea, con un incremento desde el año 1994 y los sectores de construcción y servicios son los más afectados.