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A partir del curso 2001-2002, los alumnos podrán estudiar en la universidad española que deseen, aunque no sea la que les corresponda, tras el acuerdo alcanzado ayer por el Pleno del Consejo de Universidades reunido en Burgos y que presidió el ministro de Educación y Cultura, Mariano Rajoy.

Este acuerdo, que ha sido bautizado como «distrito universitario abierto», supone, explicó Rajoy, que los estudiantes «tendrán garantizado su derecho a elegir universidad, sin obstáculos geográficos ni económicos».

El único requisito para que un alumno tenga plaza en una determinada universidad será la nota, según establece este proyecto que ha sido aprobado por todos los integrantes del Consejo, salvo los representantes de la Generalitat de Catalunya y de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, que se han abstenido por «problemas de procedimiento», aunque, según Rajoy, apoyan la iniciativa.

La implantación del distrito abierto, que ahora deberá ser aprobado por el Consejo de Ministros, se realizará en el curso 2001-2002 «debido a su complejidad técnica», explicó Rajoy, quien añadió que se ha fijado un plazo máximo de tres años, a partir de ese momento, para que las comunidades lo implanten progresivamente.

El primer año la universidades implantarán al menos el distrito abierto en el 20 por ciento de sus plazas y en los dos años siguientes el distrito llegará de forma progresiva hasta el cien por cien.