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ELENA MORENO - WASHINGTON Pese a los llamamientos a la calma que el presidente Bill Clinton ha hecho para que los estadounidenses disfruten de las próximas festividades, a muchos de ellos les preocupa la posibilidad de que en Estados Unidos haya un ataque terrorista. La última alerta, dada a conocer ayer por el FBI, no ha hecho más que aumentar el miedo entre muchos estadounidenses, que ahora dudan en acudir a las celebraciones oficiales que para el fin de año se preparan por todo el país.

Desde el Departamento de Estado, su portavoz adjunto, James Foley, ha insistido en que la palabra «pánico no está en nuestro vocabulario. No es una luz roja, sino una luz de precaución». «Tenemos información de que hay individuos que planean enviar bombas en pequeños paquetes postales dirigidos a Estados Unidos» desde Fráncfort (Alemania), dijo la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) en un comunicado.

Los estadounidenses, que ya están advertidos de que un ataque terrorista contra intereses dentro o fuera del país puede ocurrir en los próximos días, tendrán que prestar también atención a las cartas y paquetes que reciban por correo, en especial si proceden de esa ciudad germana. Los empleados del servicio postal han comenzado ya a pasar por un detector de rayos X todos los envíos postales desde Fráncfort.

La policía federal advirtió a quienes pudieran recibir un paquete sospechoso que no lo abran y que se dirijan a las autoridades locales inmediatamente. Las autoridades de Estados Unidos llevan varios días advirtiendo de una posible amenaza terrorista contra sus intereses o ciudadanos tanto en el país como en el extranjero, y por ello han pedido a los estadounidenses que se mantengan alerta y eviten las multitudes.

Una encuesta publicada por el diario «USA Today» revela que el 50 por ciento de los consultados se está planteando si irá o no a los festejos y un 62 por ciento cree que en Nochevieja o en el primer día del año habrá un ataque terrorista. El presidente estadounidense, Bill Clinton, subrayó el miércoles que el país está en situación de máxima alerta tras la detención de dos argelinos y una canadiense en los estados de Washington y Vermont, próximos a la frontera con Canadá.