El Gobierno británico quiere otorgar a la policía nuevos poderes
para registrar las viviendas de pederastas y tenerles localizados
permanentemente, según reveló ayer el dominical londinense «The
Sunday Times».
Tras la polémica por el estremecedor caso de la niña Sarah
Payne, el ministro británico del Interior, Jack Straw, quiere que
las fuerzas del orden controlen el registro donde figuran los
nombres de los pederastas y se aseguren que éstos siguen viviendo
en el domicilio que figura en dicha inscripción.
Ese registro, establecido en 1997 y que contiene los nombres de
unos 12.000 personas condenas por delitos sexuales, tiene
limitaciones ya que muchas veces los pederastas no viven en el
lugar que figura en la inscripción y es difícil localizarles.
El acceso a ese registro sólo será competencia de la policía y
el público no podrá conocer los detalles contenidos en él.
Estos planes coinciden con la polémica por el caso de Sarah
Payne, la niña de ocho años que fue secuestrada el pasado 1 de
julio en una zona boscosa del sureste de Inglaterra y cuyo cuerpo
desnudo apareció dos semanas después.
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