Los más de 650 afectados de cáncer de laringe de Barcelona
presentaron ayer la primera de las catorce demandas contra la
industria tabaquera española y norteamericana, a las que reclaman
en conjunto más de 4.000 millones y que informen en las cajetillas
de tabaco de las sustancias cancerígenas que contiene un
cigarrillo.
Además de Barcelona, también ayer se presentó una demanda en
León y en los próximos días les seguirán las de los
larengictomizados de Zaragoza, Terrassa, Tarragona, Valladolid,
Vizcaya, Burgos, Salamanca, Palencia, Guipúzcoa, Cantabria, Ferrol
y Segovia. La demanda se dirige contra las compañías Altadis
(antigua Tabacalera), Cita Tabacos de Canarias y las
norteamericanas Philip Morris, Reynolds y British American,
fabricantes de las primeras marcas mundiales.
La acción judicial de los larengictomizados es producto del
fracaso de las demandas de conciliación que presentaron en toda
España contra la industria tabaquera el pasado mayo.
La demanda sostiene que fumar «no es un acto voluntario» por dos
motivos: el primero es que «se adquiere el hábito a una edad muy
temprana» (entre los 11 y los 17 años), época en que «la voluntad
del individuo no está lo suficientemente formada como para que su
elección sea realmente libre y no se vea condicionada por la
publicidad y determinados aspectos sociales». El segundo motivo de
es que uno de los componentes del tabaco, la nicotina, es
«fuertemente adictivo».
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