Consumidores y ganaderos están inquietos ante el mal de las «vacas locas».

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El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación firmará previsiblemente a principios de esta semana un acuerdo marco con el sector cementero para la destrucción de las 400.000 toneladas de harinas cárnicas que se utilizaban en España para la fabricación de piensos para ganado.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) criticó la «preocupante» postura del Gobierno con respecto al mal de las vacas locas porque con sus palabras están generando «una sensación de desconfianza» en el consumidor «muy superior» a la que tenían».

El Consejo de Ministros de Agricultura de la UE aprobó el pasado 4 de diciembre la prohibición de las harinas de origen animal para alimentar a los animales a partir del pasado 1 de enero, medida que ha provocado la reacción de España.

La opción más segura para la destrucción de las harinas cárnicas es realizarla en las plantas cementeras, como ha demostrado el éxito que este método está suponiendo desde hace tres años en Francia, Bélgica y Suiza. En dichos países se están destruyendo en los hornos de cemento las harinas procedentes de animales no contaminados, mientras que los materiales específicos de riesgo se eliminan en incineradoras especializadas.

Según la Administración, las 36 plantas cementeras que existen en España cuentan con capacidad suficiente para incinerar todas las harinas cárnicas y además pueden realizar esta eliminación garantizando la seguridad de los trabajadores y del entorno.