Nkosi Johnson, el niño que simbolizó la lucha de Sudáfrica contra
el sida, y que incluso se atrevió a amonestar públicamente al
presidente Thabo Mbeki, murió ayer en Johannesburgo tras varias
semanas en estado de coma. Había cumplido doce años el pasado
febrero. La madre adoptiva de Nkosi, Gail Johnson, blanca, anunció
ayer que el niño murió a primeras horas de la mañana mientras
dormía, poniendo así fin a una larga lucha contra el virus del sida
que había comenzado el mismo día en que nació. Desde las pasadas
Navidades, el pequeño se encontraba hospitalizado, después de que
la enfermedad le atacara al cerebro y le provocara demencia.
Nkosi, que nació seropositivo, era uno de los trece millones de
'huérfanos del sida' de Africa. Fue dejado con sólo dos años en un
hogar para víctimas de la epidemia por su madre natural, Nonhlanhla
Khumalo; la mujer explicó que no podía cuidarle, pero le visitaba
con regularidad hasta su muerte en 1997. Cada día nacen 200 niños
como Nkosi en este país, y en su mayoría no llegan a la edad
escolar; uno de cada cuatro muere antes de los dos años. De hecho,
se cree que Nkosi era el niño seropositivo que más tiempo había
conseguido sobrevivir a la enfermedad.
En julio del año pasado, se convirtió en el activista más joven,
al pronunciar un discurso ante la 13 Conferencia sobre el Sida en
Durban (Sudáfrica), en la que pidió compasión para los
seropositivos. El mismo tuvo que luchar por poder asistir a clase
con los niños sanos de su edad, envió peticiones al Parlamento
nacional y animó, con éxito, a los diputados a promulgar nuevas
leyes contra la discriminación. «Dejemos que su vida y su ejemplo
nos inspiren para ser fuertes en nuestra lucha contra esta pavorosa
epidemia, se ha ganado el derecho de que se le concedan todos los
honores, afirmaba Mandela hace apenas unos meses.
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