Pero en la sesión de la mañana también se escuchó decir al
detective Michael Canigliaro que oyó decir a Martínez que había
hecho algo horrible y que por eso le condenarían a la pena de
muerte. Canigliaro fue el detective principal en la investigación
del asesinato de Douglas Lawson y Sherrie McCoy-Ward, y escuchó una
conversación telefónica entre Martínez y su ex esposa Sloane
Millian. Ted Yeshion testificó en el juicio que todas las pruebas
que hizo de muestras de sangre recogidas en el lugar del crimen
sólo pertenecen a las dos víctimas. El experto en ADN también
analizó las alfombras de un automóvil decomisado a Martínez y en él
no encontró ninguna huella de sangre.
Yeshion fue un testigo del fiscal Chris Watson, quien lo
interrogó durante más de una hora sobre los detalles de sus
investigaciones. Finalmente, el abogado defensor, Peter Raben, le
hizo una simple pregunta: «¿después de todas sus investigaciones
encontró alguna huella que vincule a Martínez con el doble crimen?»
La respuesta fue contundente: «estoy cien por cien seguro de que no
vinculan a Martínez».
Canigliaro dijo, por su parte, que fue a la casa de Millian
cuando ésta lo llamó para denunciar a su ex marido, como sospechoso
del asesinato. Cuando estaba en la casa, Martínez llamó por
teléfono y ésta le pidió al detective que escuchara en otra
extensión. El detective llevaba casi dos meses investigando el
doble asesinato y no tenía entonces ningún sospechoso. Canigliaro
pidió a Millian que le diera permiso para grabarle a Martínez un
vídeo cuando éste la visitara al día siguiente y ella accedió a la
operación de escucha. El juez Rogers Padgett determinó la semana
pasada que el jurado no podrá escuchar el sonido del vídeo ni leer
la transcripción del mismo debido a su mala calidad.
Pero los testigos como Canigliaro y Millian, que testificará el
lunes, sí pueden decir en el estrado lo que recuerdan que se decía
en esa conversación grabada. El Tribunal Supremo de Florida anuló
la condena de muerte que recibió Martínez en el primer juicio,
entre otras razones, por un comentario indiscreto de
Canigliaro.
En el primer juicio, en respuesta a una pregunta del fiscal, el
detective dijo que tras la escuchar la conversación entre Martínez
y Millian arrestaron inmediatamente al español «porque no teníamos
entonces dudas de que era totalmente culpable». La defensa de
Joaquín José dio un vuelco al caso con la presentación de los
hermanos Robert y Ronnie Suggs como sospechosos del doble
homicidio, minutos después de que Conigliaro admitiese que el
español nunca estuvo entre los sospechosos en las semanas
posteriores al doble crimen. Hasta ahora, el fiscal sigue sin
presentar la prueba fehaciente que vincule directamente a Martínez
con el doble asesinato. No tiene huellas, rastros de sangre ni las
armas del doble crimen. Sólo testigos que dicen que Martínez
admitió haber matado a la pareja.
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