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AGENCIAS-WASHINGTON El presidente George W. Bush justificó la ejecución de Timothy McVeigh. «Las víctimas del atentado de Oklahoma no obtuvieron venganza, sino justicia», declaró Bush tras cumplirse la sentencia dictada contra McVeigh por la muerte de 168 personas, incluyendo 19 niños, en un edificio federal que voló con un camión-bomba en 1995.

«Conforme a las leyes de nuestro país, el caso terminó», afirmó el mandatario ante la prensa. Sostuvo que McVeigh «encontró el destino que había escogido para sí mismo hace seis años» y recalcó que «el veredicto fue pronunciado con serenidad» y que «los derechos del acusado fueron protegidos».

Por una coincidencia de fechas, la ejecución se llevó a cabo la víspera de la llegada de Bush a Europa, donde se critica a Estados Unidos tanto por su criterio de justicia como por la utilidad de la pena capital.

El Consejo de Europa calificó de «lamentable, patética y errónea» la ejecución en Estados Unidos del «asesino sin piedad» Timothy McVeigh. La ejecución de McVeigh «ha demostrado la inutilidad de la pena capital como sanción disuasoria, aportando a ese individuo la notoriedad que buscaba cuando cometió ese crimen atroz», afirmó el presidente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, lord Russell-Johnston.