El obispo de Girona, Jaume Camprodon, se mostró en el día de ayer
favorable a la denominada eutanasia pasiva porque considera
«lícito» aplicar «con moderación» remedios que alivien el dolor,
«aún sabiendo que pueden acortar la vida del paciente». En su carta
dominical que publicará el próximo domingo la hoja parroquial de su
diócesis, monseñor Camprodon recuerda que la eutanasia activa,
«tomando por referencia los valores morales cristianos, no será
nunca lícita», porque, según el obispo, es una «agresión al enfermo
para provocarle la muerte, por más que la ley pueda
despenalizarla».
Sin embargo, Jaume Camprodon, uno de los primeros obispos que se
pronuncia a favor de la eutanasia pasiva, que se produce, según el
prelado, «en el caso en que se ayuda médicamente para que la muerte
sea lo menos dolorosa posible». «Es lícito aplicar con moderación
remedios que aligeren el dolor, aún sabiendo que pueden acortar la
vida del paciente. Nunca se agradecerá lo bastante la labor
científica y práctica por potenciar las denominadas curas
paliativas», escribe el obispo de Girona en su carta dominical.
«La vida, el primer valor», monseñor Camprodon opina que «cuando
se presenta una situación crítica, a menudo la complejidad de los
sentimientos oscurecen comprensiblemente la mente del enfermo y de
los que le rodean». «La psicología profunda enseña que, aunque
algunas veces el enfermo pide la muerte, es una manera tímida,
inconfesada de pedir más atención y afecto», prosigue.
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