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OTR/PRESS-BARCELONA/CUENCA Los inmigrantes de Barcelona siguen su cruzada por la ciudad, haciendo todo lo posible para no ser expulsados, algo que podría ser efectivo en 15 días. La mayoría de ellos no tienen documentación ni reunen los requisitos para ser legalizados. Por eso, rechazan todo alojamiento fuera de Barcelona para no alejarse de las ONGs y de la solidaridad ciudadana. La última oferta de Cruz Roja ha sido alojarles en un centro a las afueras con el transporte incluido. Mientras, en Cuenca, tres de los cien inmigrantes que hacen huelga de hambre han necesitado asistencia hospitalaria.

Los subsaharianos de Barcelona intentan por todos los medios no dar un paso en falso que suponga el primero hacia su deportación, una amenaza que pende sobre sus cabezas después de que la Subdelegación del Gobierno anunciara la semana pasada que el 80 por ciento de ellos no reúnen los requisitos para ser regularizados. La orden de expulsión podría hacerse efectiva en 15 días, lo que les mantiene en una alerta permanente.

La noche del domingo, el grupo, que después de que se les unieran otros inmigrantes en la misma situación, suma más de 200 personas, huyó de la plaza Ramón Berenguer por miedo a la policía, para dispersarse e instalarse en diferentes puntos de la ciudad.