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La secuencia del genoma humano, o «libro de la vida», ha sido completamente descifrada por los científicos, lo que abre la puerta a futuros avances en la lucha contra enfermedades como el cáncer o la diabetes.

Dos años antes de lo previsto, el 99,999 por ciento del mapa genético humano ha sido descodificado por un consorcio público formado por expertos de seis países, a unos días de que se cumpla el 50 aniversario del descubrimiento de la estructura en hélice del ADN.

Sólo quedan sin conocer escasísimas lagunas que los científicos consideran demasiado caras de llenar.

«Es indiscutible que nos hemos embarcado en uno de los capítulos más excitantes del libro de la vida», indicó Allan Bradley, profesor del Wellcome Trust Sanger, el único instituto británico que ha tomado parte de este esfuerzo internacional.

Ese instituto ha descifrado un tercio de la secuencia del genoma humano, lo que significa la mayor contribución realizada por una sola institución a este proyecto público.

Escondidos en la maraña del Àcido Desoxirribonucleico (ADN) se encuentran los genes y 3.000 millones de pares de bases, o aminoácidos, entrelazados en la larga espiral que forma los cromosomas.

Los genes contienen información fundamental y de ellos se concluye, por ejemplo, que las diferencias físicas o el color de la piel de los humanos apenas tienen relevancia en la complicada estructura del ADN.

El ser humano está formado por unos 30.000 genes, apenas tres veces más de los que contienen organismos menos complejos como los gusanos o la mosca de la fruta.

La complejidad de los seres humanos viene dada, sin embargo, por los cientos de miles de proteínas que lo conforman, pues un solo gen puede producir hasta 98.000 proteínas.

Los científicos que ayer anunciaron este importante descubrimiento quisieron ser cautos al alertar de que no habrá «avances cruciales» inmediatos y que la descodificación del mapa del genoma humano es sólo un primer paso.

«Es como el primer intento de avanzar desde un casete de música de demostración hasta un CD clásico», indicó Jane Rogers, del Instituto Wellcome Trust Sanger.